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¿»Avión» o avispado?

En estos días me he cuestionado mucho acerca de qué tanto conozco a mis hijos, sus realidades, sus sentimientos, no sé si podría responder de primerazo cuáles son sus miedos o molestias; cuando tenía la edad de mi hijo mayor (20 años), no pensaba en hablar con mi mamá acerca de las cosas que me estaban preocupando, para eso tenía a los amigos de la universidad o del trabajo. En el caso de JuanSe, debe ser igual, entonces, ¿qué tanto lo conozco?.

Carlos también está creciendo muy rápido, creo saberlo todo, pero cómo puedo estar segura de responder todas las preguntas que me hagan sobre él, y Alejo? ya con 5 años cuestiona muchas cosas, qué pasará por su mente? estará feliz? que puede molestarle?… son demasiadas preguntas que se quedan con las respuestas a la mitad.

Después de ver 13 Reasons Why por Netflix, (casi sin parar, vi todos los capítulos), entendí que la labor de los papás es cada vez más exigente y que tenemos que estar mucho más conectados con ellos. Ya no basta con preguntarles cómo les fue en el colegio o la universidad, hay que ir más allá. Los hogares «modelo» ya no existen, no hay un prototipo exitoso que emular, cada familia es un universo independiente que debe construir sus propios modelos.

El paradigma de la familia feliz, está sobrevalorado, todos tenemos problemas, a todos nos enfurece tener que levantarnos a las 5am para despachar a los niños, preferiríamos no hacerlo, pero lo hacemos con amor, los estados de ánimo son pasajeros. No es nada personal. Las mamás no somos, ni queremos ser perfectas, y ya no tratamos de aparentarlo. Los papás cada vez entienden más su papel en el núcleo familiar, y el concepto de que las mamás hacemos todo en el hogar, también habría que revisarlo.

Entonces, si los padres estamos entendiendo más nuestro papel, nuestros hijos, deben estar haciendo lo propio y puede que no nos estemos enterando.

Los momentos para hablar con ellos acerca de lo que les pasó en el día, muchas veces se reducen a preguntarles si tienen tarea, o si comieron bien y al final del día, solo se convierten en un intercambio de órdenes: cámbiate, alista maleta, lávate los dientes, acuéstate, y así por los días de los días, amén. La cotidianidad nos absorbe, y no es por falta de amor o de voluntad, es tal vez, porque nos distraemos en las cosas urgentes y dejamos de lado las que son verdaderamente importantes, esas que tienen repercusión a largo plazo.

El hecho de estar presentes ayuda, sin embargo, no creo que sea suficiente, hay que ir más allá, obvio no tengo la fórmula mágica (porque no existe) para decir cuáles serían las acciones correctas para tener una comunicación ‘óptima’ con nuestros hijos, sin embargo, siento como mamá qué hay mucho por hacer desde la propia experiencia del amor, la confianza y el respeto por el otro.

Qué hacer cuando nuestros hijos llegan con un golpe que les dio un compañero? La respuesta inmediata podría ser, increparlo para ver si se defendió,y después cuestionarlo acerca de las razones de la pelea, porque lo primero es ver si nuestro hijo es ‘avispadito’ y no se deja de nadie.

Le he preguntado a varias personas acerca de la diferencia entre avispado y avión, todos han coincidido en que el mejor de estos dos adjetivos es ‘avispado’, porque quien lo es, o presume de serlo, no se la deja «montar» de nadie y siempre va un paso adelante de los demás.  El hecho de ser «avión», traduce que puede pasar por encima de los demás para lograr sus objetivos, bajo el argumento del fin justifica los medios, sin miramientos o argumentación teológica.

Pero, de verdad es así de fácil?

Todos podemos decir que somos lo uno o lo otro, y que nunca hemos cruzado esa línea que separa lo que está bien o está mal (si es qué existe), y en ese caso, cómo se le enseña a un niño a ser avispado y no avión porque en teoría, lo primero está bien y lo segundo no tanto.

Muchas veces me he visto en situaciones en las que quisiera ser más avispadita, más despierta y aprovechar mejor las situaciones a mi favor, cuando estoy haciendo una fila y llega un «avión» se adelanta, para que lo atiendan primero, lo logra y no pasa nada, quisiera ser un poquito «aviona». Cuando en una fiesta, rompen la piñata y mis hijos no se llevan tantos premios como el que se lanzó primero y los empujó a todos para llevarse el mejor botín, quisiera que mis hijos fueran un poco más «aviones» o avispados?

Esa persona que en la sala reuniones habla más fuerte para que los demás la escuchen y pasa por encima de las opiniones de los demás, y no pasa nada, qué le enseñaron en su casa cuando pequeña, cómo  la educaron para que no le importara sino su propia opinión.

Si un niño le quita un juguete a Carlos y yo veo quién lo hizo, debo intervenir y «rescatarlo» o esperar a que él mismo se defienda, para ver qué tan avispado resulta, y después sacar pecho delante de las otras mamás, si fue que actúo como un «machito».

No pienso que exista una fórmula mágica para que ellos sean una cosa o la otra, tampoco considero que debamos saber todo sobre nuestros hijos, porque sería una empresa fallida y además porque no es necesario; la vida como mamá me ha enseñado a ser paciente, a escuchar, a respetar y sobre todo a confiar en la labor que he realizado, esa es mi receta, la pócima que he utilizado y creo que ha dado frutos, aunque aún me falta mucho camino por recorrer y por aprender.

 

 

1 comentario en “¿»Avión» o avispado?”

  1. Tu diseño de mamá es tan especial que cada párrafo que adhieres es la manifestación de sentir que disfrutas de ver la sonrisa de tus tres extraordinarios hijos. Lo haz hecho bien. Desde este otro lado de la pantalla es fascinante descubrir a la mamá que rompe esquemas para relacionarse con sus hijos. Eso adquiere un Valor increíblemente hermoso. Mamá Adriana te sigo leyendo…

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