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Volver a lo esencial

Como mamá de tiempo completo, quisiera poder volver a lo esencial de la vida, a esas pequeñas cosas que antes nos hacían felices, y que ahora parecen tan lejanas. Cuando reviso con detenimiento la realidad diaria de mis hijos, en el colegio, en la casa, con sus amigos, siento un profundo vacío, ellos van muy rápido por la vida, tienen que absorber demasiada información, codificarla y utilizarla, todo en un tiempo muy corto, porque las exigencias de la vida, así lo requieren, el que se quedó, se quedó, nadie tiene tiempo para esperar a nadie.

serious running businessman and big white clock in dark room
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Y si nos tomamos unos minutos para mirarnos a los ojos, un par de horas para conversar, unos cuantos días para abrazarnos, unos cuantos años para conocernos…es posible que así volvamos a necesitarnos como personas y no como herramientas.

Aveces los abrazo mucho, les digo muchas veces que los amo, los miro durante muchos minutos para inmortalizar en mi memoria cada gesto, cada palabra, cada recuerdo de esta edad perfecta en la que están, entonces no sé si los aburro , si me convierto en una mamá melosa, si se van a cansar algún día de que los quiera tanto, pero aún así no dejo de hacerlo, porque el simple hecho de que sientan que los amo, es para mí una cercanía con esas pequeñas cosas esenciales que la cotidianidad y esta realidad acelerada nos desdibuja todos los días. Soy una abanderada de las pequeñas cosas.

Tuve la oportunidad de escuchar a una escritora colombiana, que ha dedicado su vida a la promoción de la lectura en la primera infancia, cuando le preguntaron acerca de su familia, de sus recuerdos de infancia, esos que la hicieron lo que es hoy, aseguró con cariño que esas largas conversaciones que tenían sus padres, abuelos, tíos, después de la cena, todos los días, eran inolvidables porque en esa época, los niños escuchaban a los adultos.

Pensé en cuantas conversaciones vamos dejando en el tintero por los afanes de la vida, en cuantas miradas les debemos a nuestros seres queridos por concentrarnos en las pantallas, bien sea del celular o del televisor; pensé también en todas esas deudas que vamos dejando en el camino con nuestros hijos, por no dedicarles el tiempo que se merecen, que necesitan. Somos los responsables de esas personitas que se forman en nuestras manos, la tarea depende de quienes los rodean, de sus ejemplos, de sus valores, de sus palabras.

Por eso me hago esa invitación, que debe renovarse todos los días, como un compromiso ineludible con ellos, a aprovechar cada momento, dejar en la puerta de la casa los afanes, los problemas y las cosas que me impiden acercarme a sus necesidades, a escucharlos como debe ser, con todos los sentidos, esos que se despiertan cuando los veo dormir en las noches o sonreír en las mañanas.

 

 

3 comentarios en “Volver a lo esencial”

  1. Sabes que he pensado mucho en lo que dices, aunque no tengo hijos no dejo de preguntármelo y creo firmemente que la familia se construye en la mesa, es el momento justo para saber cómo estuvo su día, no sólo el de los niños, el tuyo también.

    Yo también guardo como tesoros esas conversaciones, es la sabiduría de la vida. Es bueno apagar tanto aparato y como dices volver a lo esencial.

    Te mando un abrazo 😉

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  2. No se publicó mi comentario…

    Te decía que estoy completamente de acuerdo contigo, que la familia se construye en la mesa, en esas conversaciones y en esos recuerdos, es el momento justo para saber cómo estuvo su día y el tuyo también.

    Es tiempo de apagar tanto aparato y volver a lo esencial.

    Te mando un abrazo ;)!

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